El cerebro está programado para atender con más prioridad en el tiempo y con más zonas implicadas en todo lo que sea emocionalmente negativo. Dicho sesgo es una impronta de la evolución humana: en medios hostiles y en plena naturaleza, quien sobrevive es el que es capaz de reaccionar antes a los estímulos negativos.
A veces, convertimos la vida diaria en un medio hostil y se nos olvida que a nuestro alrededor existen personas que, de una manera u otra, se merecen un elogio. Las mamás por sus flanes caseros , aunque sean de sobre. Los hermanos mayores por darnos consejos de la vida y, los pequeños, por hacernos sentir mayores. Ese chic@ que te gusta por conseguir que te levantes cada día con una sonrisa. Tu pareja por descubrir lo especial que es compartir su vida contigo. Tus amigos, por eso, por ser tus amigos. O simplemente, como un chiste que cuenta mi amigo R.Martínez cada vez que coincidimos, al butanero, por la labia que tiene.
Yo, a mi madre se los digo cada vez que se deja. A mis hermanos... que caraduras que no escuchan. A mi pareja... corre más rápido que yo. Pero hoy hay una persona que se merece que le diga lo linda que es por dentro y por fuera.
Se que convivir conmigo no es tarea fácil: tengo mis cadaunadas, los días malos son malos de verdad, pero a pesar de todo aún no saliste corriendo. Alguien, antes de iniciar esta pequeña aventura, me pidió que te cuidase y lo intento todos los días. Así que, no puedo ser más alta, más lista, menos torpe, pero si puedo ser MEJOR.
Gracias Laura. Y eso que todo este “chochal” acaba de empezar, que no sabremos donde acabaremos, pero, al menos, que nunca se diga que no lo intentamos.
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